domingo, 25 de marzo de 2012

Adolescencia e Identidad



La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto, teniendo características específicas.
Es un periodo en el desarrollo biológico, psicológico, sexual y social inmediatamente posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Su rango de duración varía según las diferentes fuentes y opiniones médicas, científicas y psicológicas, no teniendo límites temporales fijos, pero generalmente se enmarca su inicio entre los 10 a 12 años, y su finalización a los 19 o 20. Sin embargo no podemos equiparar a un niño de 13 con uno de 18 años; por ello hablaremos de “adolescencia temprana” entre los 11-14 años (que coincide con la pubertad), y luego de un segundo periodo de “juventud” o “adolescencia tardía” entre los 15-20 años;  su prolongación hasta llegar a la adultez, dependerá de factores sociales, culturales, ambientales, así como de la adaptación personal.
Adolescencia Temprana
En la adolescencia temprana, el individuo continúa la búsqueda de independencia pero con nuevo vigor y en nuevas áreas. Desea más privilegios y libertades, como también, menos supervisión adulta. Se preocupa principalmente de su "status" con sus pares inmediatos, quiere parecerse a los otros por la sensación de encontrarse fuera de lugar con respecto a ellos.
Sus diferencias individuales son más marcadas, pero su calidad de individuo único todavía no es completamente entendida ni aceptada.
Adolescencia Tardía
El adolescente mayor comparte muchas de las preocupaciones del adolescente temprano, pero además tiene el problema de hacerse un lugar en la sociedad adulta, siente la obligación de encontrar una identidad propia. En resumen, se puede afirmar que el joven adolescente se preocupa de quién y qué es, y el adolescente mayor, de qué hacer con eso.
Época de Inmadurez en busca de la Madurez
         El ingreso en el mundo adulto exige una serie de cambios, de maduraciones en todos los niveles del ser que desembocan en actitudes y comportamientos de madurez.  Este cambio pone de manifiesto que el verdadero sentido de la etapa adolescente es la maduración de la autonomía personal.  El adolescente en medio de su desorientación y conflictos persigue tres objetivos íntimamente relacionados entre sí:
·         Conquista de madurez entendida como personalidad responsable.
·         Logro de la independencia.
·         Realización de la cualidad de tener una existencia independiente, de ser, en definitiva, persona.
Al comparar las actitudes o el comportamiento del adolescente con el “niño bueno” o el adulto responsable, se puede tener una falsa impresión de retroceso, ya que el adolescente es menos ordenado, menos sociable, menos dócil y menos respetuoso que antes; pero eso no significa que sea menos maduro o menos responsable.  Ahora el adolescente necesita obrar por convicciones personales lo que le conduce a replantearse su comportamiento anterior.  Ha elegido un campo de juego más difícil que antes, y esto produce que se obtengan peores resultados, sin embargo estos resultados no son signos de retroceso, sino de crecimiento, de madurez propia de la adolescencia.  Por tanto sería un error creer que la madurez llega de pronto al final de la adolescencia.
La finalización de la adolescencia, generalmente se enmarca, por el logro de las siguientes adquisiciones:
·         Establecimiento de una identidad sexual y posibilidades de mantener relaciones afectivas estables.
·         Capacidad de establecer compromisos profesionales y mantenerse (independencia económica).
·         Adquisición de un sistema de valores personales (moral propia).
·         Relación de reciprocidad con la generación precedente (sobre todo con los padres).
Desarrollo Afectivo del Adolescente
La Identidad Personal
         La adolescencia es un momento de búsqueda y consecución de la identidad personal.  Esta identidad es de naturaleza psicosocial y contiene importantes ingredientes de naturaleza cognitiva.  El adolescente se juzga a sí mismo de la misma forma de cómo es percibido por los otros, y se compara con ellos.  Estos juicios pueden ser conscientes o inconscientes, con inevitables connotaciones afectivas, que dan lugar a una conciencia de identidad exaltada o dolorosa, pero nunca afectivamente neutra.
         El autoconcepto es el elemento central de la identidad personal, pero integra en sí mismo elementos corporales, psíquicos, sociales y morales.
         Los cambios fisiológicos obligan a revisar y rehacer la imagen del propio cuerpo.  La preocupación por el propio físico pasa a primer plano.  Pero no sólo la imagen del propio físico, sino la representación de sí mismo pasa a constituir un tema fundamental.  El adolescente tiene una enorme necesidad de reconocimiento por parte de los otros, necesita ser reconocida y aceptada su identidad por las personas (adultos, compañeros) que son significativas para él.  Es este reconocimiento y aceptación lo que asegura un concepto positivo de sí mismo.
El Desarrollo Social del Adolescente
En la adolescencia los espacios donde son posibles las interacciones sociales se expanden, mientras que se debilita la referencia familiar.  La emancipación respecto a la familia no se produce por igual en todos los adolescentes;  la vivencia de esta situación va a depender mucho de las prácticas imperantes en la familia.  Junto a los deseos de independencia, el adolescente sigue con una enorme demanda de afecto y cariño por parte de sus padres, y estos a su vez continúan ejerciendo una influencia notable sobre sus hijos.
Paralelamente a la emancipación de la familia  el adolescente establece lazos más estrechos con el grupo de compañeros.  Estos lazos suelen tener un curso típico:   En primer lugar, se relacionan con pares del mismo sexo, luego se van fusionando con el sexo contrario, para, de esta manera ir consolidando las relaciones de pareja.
         Por lo general el adolescente observa el criterio de los padres en materias que atañan a su futuro, mientras que sigue más el consejo de sus compañeros en opciones de presente.

Cambios psicológicos durante la adolescencia
Los cambios psicológicos que se producen durante la adolescencia, son producto de todos los factores vistos recientemente; estos se resumen en:
·         Invencibilidad: el adolescente explora los límites de su entorno, tanto de su propio físico, como de sus posibilidades. Ello trae como consecuencia el gusto por el riesgo.
·         Egocentrismo: el adolescente se siente el centro de atención porque se está descubriendo a sí mismo, y para él, no hay nada más importante en ese momento.
·         Audiencia imaginaria: el adolescente, nervioso por los cambios que está viviendo, se siente observado constantemente, parece como si todo el mundo estuviera siempre pendiente de él. Es entonces cuando aparece la sensación de vulnerabilidad y el miedo al ridículo.
·         Iniciación del pensamiento formal: durante esta época, el adolescente comienza a hacer teorías y dispone de toda una serie de argumentos y análisis que pueden justificar sus opiniones. Muchas veces, estos argumentos son contradictorios, lo cual no importa mucho al adolescente. Ha descubierto su capacidad de razonar, y la ejercita siempre que puede.
·         Ampliación del mundo: el mundo no se acaba en las paredes del domicilio familiar, por lo que comienzan a surgir sus propios intereses.
·         Apoyo en el grupo: el adolescente se siente confundido y adquiere confianza con sus iguales. El apoyo que logra en el grupo es importante para seguir creciendo, puesto que les une el compartir actividades.
·         Redefinición de la imagen corporal, relacionada a la pérdida del cuerpo infantil y la consiguiente adquisición del cuerpo adulto.
·         Culminación del proceso de separación / individualización y sustitución del vínculo de dependencia simbiótica con los padres de la infancia por relaciones de autonomía plena.
·         Elaboración de los duelos referentes a la pérdida de la condición infantil: el duelo por el cuerpo infantil perdido, el duelo por el rol y la identidad infantil (renuncia a la dependencia y aceptación de nuevas responsabilidades) y el duelo por los padres de la infancia (pérdida de la protección que éstos significan).
·         Elaboración de una escala de valores o códigos de ética propios.
·         Búsqueda de pautas de identificación en el grupo de pares.


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